sábado, mayo 19, 2007

En busca de un socialismo humanista - Wolffhügel

En busca de un socialismo humanista

Por Erika Dianne Wolffhügel Gutiérrez

Jorge Eliécer Gaitán fue un gran líder que dejó una gran huella en la historia de nuestro país. Arrasó con las masas populares y fue aclamado como caudillo, él reconocía los problemas sociales del momento y hacia grandes críticas.

Su ideología tuvo gran fuerza. Proclamaba una restauración moral y democrática de la República; lo que conllevaba a ser la moral un punto clave de la sociedad y llegando así a constituir la norma de la conducta, el método de hombres que viven en común, la conservación de sus derechos, el impedimento al abuso, etc.

Evidenciaba el modo en que los síntomas de la descomposición universal llegaron a nuestra nación, justificando el “desajuste” que ha tenido nuestro país con la realidad histórica.

Enuncia la gravedad de la existencia de una gran corrupción electorera, la cual es una muestra de tal descomposición, y se justifica de diversas maneras la violación de la ley, encontrándose de diferentes formas: las obras y su realización están sustituidas por las promesas, los ciudadanos no están concientes de su intervención en éstas, el compro de votos, el fraude… Se habla de cosas maravillosas para la defensa de los hogares obreros y la clase media pero se queda eso simplemente allí, en palabras.

Hablaba de la necesidad de una restauración. El origen de su movimiento es el gran problema nacional y del momento histórico. La razón de su censura a los hechos y actitudes es afirmar “que debemos hacer todo lo contrario y que tenemos la sensación de poderlo realizar”[1]. En la lucha por el Estado menciona:

“no puede prevalecer la psicología del avaro que se regordea con las riquezas obtenidas, sino la del navegante que deja atrás el camino recorrido y solo se preocupa por vencer el escollo que obstaculiza su ruta, poniendo todos los medios para salvar las dificultades futuras, con el ansia permanente de llegar al puerto perseguido.”[2]

Ve así la necesidad de la restauración de la democracia, la cual percibe como la expresión de la libertad para poder realizar la oposición a las fuerzas que tienen la personería del Estado, lo cual es necesario para el funcionamiento de la democracia, para así limitar y estimular a quien manda y evitar que se presente algún abuso: “En su concepto, el país necesitaba muchos cambios sociales y la democracia era la mejor manera de lograr que esos cambios se llevaran a cabo”.[3]

Expresa que las intenciones se deben concretar en realidades y los programas en hechos. Los ciudadanos requieren y necesitan una administración fácil, rápida y eficaz, lo cual se puede llevar a cabo con el ascenso para que el trabaja y es capaz.

Hace graves críticas al régimen liberal según la oligarquía, ya que para ellos es correcto callar cuando algún funcionario del partido realiza conductas indebidas, ya que afirman que sería ir en contra de su régimen, por lo cual se refiere de este modo: “¡Que innoble concepción de un régimen y que profundo desprecio por la dignidad humana de los hombres que formamos el partido liberal!”[4]. Es así como muestra su crítica a cierta parte del partido liberal, expresando que en un régimen liberal el mandatario es un delegado del partido que debe estar provisto de un conjunto de principios. Como lo dice la historia del partido, afirmando que: “significa la defensa de la legalidad, lucha por la verdad…”[5].

“La política tiene que orientarse con el curso de los nuevos tiempos… el Estado fue un día teocrático y después metafísico, ¡Pero ahora tiene que

ser humano!”[6] Es así como la ley está determinada a las necesidades del hombre por lo cual los objetivos de la actividad del Estado son los tres aspectos de la vida del hombre: condiciones de salud, de nutrición y de hogar higiénico. Se debe retomar al hombre maltratado y olvidado.

La educación es otro pilar muy importante para elevarse y superarse. Hay que motivar el espíritu de los individuos de la sociedad para que no

sigan apareciendo doctores superficiales que solo lo sean por el valor del título.

Colombia necesita más riqueza y menos pobreza, debiendo haber un estímulo para la creación de la riqueza agrícola, industrial y comercial.

El Estado no debe limitar su cooperación en la creación de la riqueza asegurando que esa ayuda beneficie a los tres factores que intervienen en esa creación: el trabajador, el empresario y los medios de producción.

El hombre es un ser social por lo que al estimular la organización para la defensa de sus intereses, viene a ser ventajoso para la sociedad la organización sindical como un medio el cual aporta ventajas a las relaciones entre los empleados y patronos.

Su pensamiento y su carisma impactaron a todo un pueblo, lo movilizó completamente, el cual vio en él una salvación ante un inconformismo con la realidad social. Como lo dice Jorge Mario Eastman Vélez: “No era un filósofo, ni un sociólogo, ni un historiador en sentido profesional o académico, pero en esos campos había cosechado las nociones que necesitaba para cumplir la tarea agitacional y renovadora…”[7], es así como su buena formación académica le dio un gran poder a su retórica arrasando con todo un pueblo que quería un cambio.

Se ha resaltado su gran ideología al observarlo como un político que sobrepasó a los demás de su generación[8].

Quería transformar una sociedad “de abajo para arriba”[9], es decir, revolucionariamente. Su meta inicial fue socializar al partido liberal, habla también de un socialismo humanista, reclamando que:

“…el hombre pueda gozar del fruto de su trabajo. Reclamar que al hombre, por el hecho de ser hombre, no se le trate como bestia. Que no

baste asegurarle la subsistencia física, sino que es necesario facilitarle los medios de cultivar su espíritu.”[10]

Su meta era restaurar la democracia, quería ver que las pretensiones se concretaran en realidades y los programas en hechos, sabía que se necesitaba una administración eficaz. Quiso ver un país donde hubiese menos pobreza y más riqueza, quiso dar solución a los problemas sociales.

Creyó en la necesidad de un Estado nacionalista y popular, no debiendo ser expresión de una minoría privilegiada que no atiende los intereses de la mayoría si no: “un Estado para la vida económica y social de todo el pueblo”.

A través de la elocuencia de su oratoria cautivó a todo un pueblo. Su ideología revolucionaria, sus promesas de prosperidad y sus acciones hicieron que se convirtiera en el líder de un pueblo, el cual veía en él una esperanza.

Él nos muestra que se puede seguir adelante si se cree en lo que se lucha.

Su huella será imborrable a pesar de que muchos no lo siguieran, dado que a pesar de que no se haya estado de acuerdo con su ideología fue un hombre de gran talante que quería realizar obras buenas en nuestro país,

y así cambiar la cruda realidad de aquel entonces; aunque, no se si paradójicamente, enuncia problemas que actualmente están en nuestra nación. Para cambiar esa constante presente necesitamos dejar de lado la buena oratoria y convertir los discursos en hechos. Y quizás por su prematura muerte muchos de sus planes quedaron simplemente en un papel, es por eso que no hay que esperar sino dedicarle más tiempo a la realización de actos que mejoren los problemas que han acaecido en nuestro país a lo largo de toda su historia, tomando como referencia éste hombre que dejó un vestigio en nosotros, así algunos lo siguieran o no, su existencia marcó un precedente en nuestra nación.


[1]GAITÁN JORGE ELIÉCER, Torres Restrepo Camilo, García Antonio, Molina Gerardo, Montaña Diego, Democracia radical en Colombia, Editado por: Fundación para la Investigación y la cultura, Pág. 30, Bogotá, 2003

[2]Ibíd. Pág. 31

[3] http://www.memo.com.co/fenonino/aprenda/historia/republica-liberal2.html

[4] GAITÁN JORGE ELIÉCER, Torres Restrepo Camilo, García Antonio, Molina Gerardo, Montaña Diego, Democracia radical en Colombia, Editado por: Fundación para la Investigación y la cultura, Pág. 39, Bogotá, 2003

[5] Ibíd. Pág. 40

[6] Ibíd. Pág. 42

[7] EASTMAN VÉLEZ Jorge Mario, Trece pensadores del liberalismo social, Servigraphic, Pág. 105, Bogotá, 2000.

[8] Ibíd. Pág. 105

[9] Ibíd. Pág. 107

[10] Ibíd. Pág. 110